
En un campeonato en el que el Barça ha cedido cinco puntos en 20 jornadas, ver el liderato a siete de distancia es poco menos que un abismo para el Real Madrid. Así debió de verlo el equipo blanco en el Reyno de Navarra, donde un gol de Camuñas, a media hora del final, le puso contra las cuerdas. A partir de entonces, el Madrid se lanzó a por el partido a tumba abierta. Ni antes ni después tuvo la claridad y el fútbol suficiente para poder doblegar a un Osasuna bravo en el que Aranda -un canterano madridista, precisamente- fue un constante dolor de muelas para la defensa rival. Ocho partidos llevaban los navarros sin conseguir una victoria.
Con Xabi Alonso fuera del once (había sufrido gripe los días previos), Mourinho se entregó de entrada a la metalurgia con Lass y Khedira. Mandó a Gago a la grada y dejó a Granero esperando turno en el banquillo. El invento no funcionó, pero el 0-0 no parecía alarmar al portugués, consciente de la pegada de su ataque. La historia cambió cuando un balón peinado por Aranda cayó en los pies de Pandiani, que encontró a Camuñas en línea con la defensa. Su disparo pegó en el palo y acabó en gol.
A siete puntos del Barça, Mourinho tocó a rebato. Retiró a Lass para dar paso a Xabi Alonso. Kaká entró por Di María y Adebayor por Albiol. Khedira se colocó como improvisada pareja de Carvalho y los laterales dieron un paso al frente. El Madrid dispuso de ocasiones, más por insistencia que por precisión, pero no acertó con ninguna.
Fuente: SportYou.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario